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Estilos de Crianza

El orgullo nos hace pensar que como adultos sabemos más, sin pararnos a observar y admitir la posibilidad de que el niño pueda ser nuestro maestro. Podría estar mostrándonos lo que realmente necesita, o podría enseñarnos algo acerca de nosotros mismos.

La crianza es un proceso complejo y único para cada familia. Lo más importante es que como papitos seamos conscientes de adaptarnos según las necesidades individuales de cada uno de nuestros hijos. La atención, el amor y el apoyo emocional constante son fundamentales para inculcar valores y reglas a los niños.

Características importantes en el modelo de crianza:

Amor y afecto

Limites y disciplina

Comunicación efectiva

Apoyo emocional

Modelar el comportamiento

Sentirse visto

¿Cuáles son los estilos de crianza?

Autoritario: Los padres autoritarios se caracterizan por ser demandantes y poco receptivos. Imponen reglas estrictas y altas expectativas, pero muestran poco afecto y comunicación. Pueden ser dominantes y controladores.

Permisivo: Los padres son reacios a establecer límites y se caracterizan por una baja o nula exigencia, no hay reglas ni límites lo que genera un ambiente de incertidumbre para el menor. Asimismo son muy afectuosos y receptivos, pero tienen pocas expectativas, permiten mucha libertad.

Negligente: Los padres negligentes muestran poco interés o participación en la crianza de sus hijos. No existen límites claros y tienden a estar ausentes emocionalmente. No responden adecuadamente a sus necesidades y pueden descuidar su bienestar físico y emocional. Esto puede generar niños con baja autoestima, problemas de comportamiento y dificultades en las relaciones interpersonales.

Democrático: Los padres democráticos ponen en marcha el estilo de crianza positiva o también llamada crianza respetuosa. Desde que su hijo es bebé generan con el niño un apego seguro. Los padres de familia promueven el diálogo y la independencia de ellos mismos. Se establecen normas claras, escuchan y apoyan emocionalmente sus hijos.

Los padres y cuidadores no podemos estar en sintonía todo el tiempo pues los desacuerdos hacen parte en el ejercicio de la crianza y las relaciones humanas recuerda “no somos perfectos”.

Sin embargo, como adultos es importante que después de un desacuerdo o situaciones desafiantes demos lugar al ejercicio de reparación, así, el vínculo se fortalecerá y enseñará a nuestros hijos e hijas a decir: 

¡Lo siento hijo, me equivoqué!

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