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No olvidamos la caqueta de once

No olvidamos la caqueta de once

Cuando inició el año escolar los más emocionados éramos nosotros, el grado Once. Al fin seríamos el grado más grande, nuestro último año junto a nuestra segunda familia.

El tener las chaquetas que nos diferenciaban de los demás, era lo que más esperábamos, además de intentar dejar una huella. Estábamos listos para ser el ejemplo del Liceo Moderno American School. La llegada de la pandemia nos llevó a todos a cambiar nuestros planes; desde marzo comenzamos a recibir clases virtuales, de 3 a 7 de la tarde.

Nunca habíamos tenido jornada por la tarde, fue un gran cambio.  Pero teníamos que ser positivos, al menos disfrutamos más tiempo con nuestra familia y al mismo tener clases. Pero aún existía la frustración y el estrés de sentarse frente a un computador cuando estábamos acostumbrados a estar todos en un mismo espacio.

Cada mañana, antes de alistarme para la clase, veía a mi chaqueta de la promoción colgada y sin ser usada, pensé en lo desafortunados que éramos nosotros, mi segunda familia; no pudimos usar la chaqueta ni un día.

Así que mi compañero Santiago nos dijo que nos la pusiéramos para las clases virtuales, eso hicimos. Al observar a todos mis compañeros de aula  con la chaqueta fue algo increíble, un sentimiento de nostalgia se acercó a mí, pero me detuve por un instante y me incliné dándole gracias a Dios porque aunque estábamos distanciados, todos estábamos bien y conectados en un solo corazón… La familia American School.

Artículo por: María Fernanda Ramírez
Once B – High School

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